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miércoles, 22 de febrero de 2012

22 DE FEBRERO: DÍA EUROPEO POR LA IGUALDAD SALARIAL ENTRE MUJERES Y HOMBRES




¿Qué pensarías si en tu puesto de trabajo te propusieran trabajar gratis cada año desde el 1 de enero al 22 de febrero? Esta es la realidad de las mujeres en Europa, que cobran un 15% menos que los hombres. Las mujeres tendríamos que estar trabajando hasta el 22 de febrero para igualar lo que ganan los hombres a 31 de diciembre.

Las mujeres europeas tenemos que trabajar casi dos meses más, es decir un 15%, para igualar el sueldo anual de los varones, tal como nos explica Elena Valenciano en el nº 2 de la Revista Independiente de Pensamiento Feminista Ciudadanas del Mundo de febrero de 2008. Así, para obtener los mismos ingresos, las mujeres europeas tendríamos que estar trabajando hasta el 22 de febrero para igualar lo que ganan los hombres a 31 de diciembre. Es por esto por lo que vindicamos un año más el “22 de febrero: Día por la igualdad salarial entre mujeres y hombres” El señalar este día en la agenda sociopolítica, sirve para tomar conciencia de la feminización de la pobreza existente no sólo en los países en los que las mujeres están totalmente excluidas de todo derecho, sino también en la Europa del progreso.

Ya Simone de Beauvoir defendió que el trabajo “es la única manera de garantizar a las mujeres una libertad concreta, pues gracias a él las mujeres pueden franquear en gran arte la distancia que las separa de los hombres”. Hoy en el siglo XXI se conoce que el aro, el empleo a tiempo parcial, los contratos temporales... tienen rostros de mujeres, cuando somos asalariadas por cuenta ajena, nuestros currículum y experiencia se ven arginados en tanto en cuanto el salario que percibimos las mujeres al mismo puesto e trabajo y con la misma cualificación profesional, es inferior al de los varones. Esto, sin contabilizar el trabajo que hacen cientos de miles de mujeres sosteniendo la vida humana a través de los cuidados de todo tipo, ahorrando al Estado el costo que esto supone, y sin valorar esta productividad que aportamos las mujeres al PIB.
Tenemos que seguir trabajando hasta conseguir que las mujeres tengamos un salario que nos permita decidir desde una posición libre cómo queremos vivir, para poder sustentarnos a nosotras mismas sin tener que depender de contratos matrimoniales ni favores familiares, que nos convierten a más de la mitad de la población mundial en las eternas tuteladas por el Estado, los padres o los maridos, mutilando nuestra ciudadanía y perpetuando la brecha que separa la autonomía e independencia de los hombres de la dependencia y subordinación de las mujeres.